Un coche para junto a una hidrogenera. Su conductor abre la tapa del depósito, coge una manguera y la conecta al vehículo. Después, pulsa a un botón en el que pone “empezar” y suena un ruido parecido a una pequeña explosión. La válvula se ha abierto y el coche comienza a repostar. En apenas unos minutos, está listo para volver a la carretera. Esta situación, que puede parecer similar a la que se da día a día en miles de gasolineras del mundo, tiene lugar en Swindon, una ciudad en el suroeste de Inglaterra. Pero en este caso no se reposta gasolina, sino hidrógeno.

Fuente: elpais.com   27/10/2019

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